Vanity Wonder tiene 30 años y es adicta a la silicona. Pese a que sacó un libro donde cuanta su experiencia y habla sobre su adicción, aún dice estar feliz con los resultados y asegura que le encanta la imagen que refleja su espejo.

Vanity, sin embargo, sabe de las consecuencias de su figura, y por ello quiere alertar sobre los peligros que puede ocasionar inyectarse ciertas sustancias que se venden en el mercado negro y que prometen aumentar el volumen del trasero.

En el libro relata que hasta le llegaron a aplicar inyecciones de aceite de soja. Ahora la muchacha sabe que arriesgó su vida en muchas oportunidades y dice que solo quiere ayudar a las mujeres para que no cometan sus mismos errores.

Fuente: El sensacional