"Hacía tres meses que mi hermana estaba separada. Ese domingo, a él le tocaba la visita así que vino a buscar a la bebé, que tenía 9 meses, y se la llevó. Después empezó a llamar, llamó mil veces. Decía que no le habían mandado la mamadera y quería que mi hermana se la llevara o fuera a darle el pecho. Mi hermana fue", contó a Infobae Mercedes Zambrano. 

El tremendo relato, continúa: ""Cuando llegó a su casa, él la molió a palos. Le pegó patadas, piñas y le partió el cráneo con un nivel de albañilería con punta de rombo. Después llamó a la policía, dijo que los habían asaltado y se fue. Cuando mis padres llegaron, mi hermana ya estaba muerta. A ellos les comentaron que a la beba la habían encontrado a upa de la mamá, tomando el pecho".

Este tremendo caso que cuenta Mercedes ocurrió en 2008 en Jujuy, cuando José Manuel Zerda asesinó a Adriana Marisel Zambrano, de 28 años. A partir de ese momento, la madre de Adriana se quedó con la tenencia de la nena, pero la otra abuela (madre del asesino) también inició el juicio. 

El electricista fue condenado a 5 años de prisión porque "consideraron que la mató sin querer. Es decir, la empujó, cayó mal y murió". Y gracias a una serie de beneficios, dos años y medio después quedó libre. Desde que salió, pasó a tener un régimen de visitas como el de cualquier padre separado: busca a la nena 4 veces por semana, fin de semana de por medio y comparten las fiestas de fin de año.

"Durante estos 9 años, mi mamá tuvo una tenencia provisoria que había que renovar cada seis meses. Así que aunque la nena no quisiera ir con el padre la tenía que mandar igual. Nueve años con el corazón en la boca, con miedo de que al tipo le vuelva a agarrar la locura y mate a la criatura. Nueve años encerrada, con rejas en todos lados, mientras él anda por ahí lo más tranquilo, como si nada. Nueve años obedeciendo aunque la nena llorara, tuviera vómitos o diarrea porque no quería ir. Todo por miedo a que la Justicia la mandara a vivir con él porque es el padre", rescata la hermana de la víctima.

El otro caso es de una niña de 4 años, quien desde 2014 vive con su abuela y con su tía, Maru: "Las secuestró, a ella y a la beba, las apuñaló a las dos y las tiró a una alcantarilla. Paola, mi hermana, murió y la beba sobrevivió pegada al cuerpo de ella por lo menos 80 horas. Había llovido y había agua en la alcantarilla, los forenses creen que sobrevivió tomando esa agua", contó a Infobae.

La beba pasó 17 días internada y atravesó dos cirugías: una para cerrarle los cortes -el padre le dio dos puñaladas en la espalda y dos en el pecho-, y otra estética para que las cicatrices no sean, a futuro, otra condena.

El hombre fue condenado a perpetua pero igual, "cuando quede en libertad, va a tener derecho a visitas", dijo la mujer a los periodistas. Además comentó que el femicida era el padre biológico pero no ejercía el rol de padre: "De hecho mató a mi hermana el día que fue a hacer la primera visita y a pagar la cuota alimentaria".

El año pasado, la Ong La Casa del Encuentro presentó un anteproyecto de ley con la idea de que estos chicos tengan una reparación económica (equivalente a una jubilación mínima) y sus destinos no dependan sólo de la buena voluntad de las familias que deciden criarlos. Se llama "Ley Brisa" y todavía no fue debatida.