Los cambios en el medio ambiente y el clima facilitaron que las peligrosas yararás comenzaran a instalarse en zonas en las que antes no se encontraban afectando las costas de los partidos de San Fernando hasta Quilmes. 

Recientemente una niña de 11 años fue mordida por una yarará pequeña en un sendero interno del Club de Pesca y Náutica Las Barrancas, en Acassuso (San Isidro) y se generó una situación crítica al comprobar que no había suero para tratar la herida. Finalmente la pequeña pudo ser atendida en el Hospital Muñiz fue tratada y se comprobó que el animal no le había inoculado veneno. 

Walter Prado, herpetólogo de la Dirección de Fauna Silvestre y Conservación de la Biodiversidad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, señaló que más del 90% de los ofidios que llegaron con los camalotes son culebras acuáticas y que muchas atacan solamente cuando se sienten amenazadas.

"No hay estudios de seguimiento de las poblaciones de yarará en Buenos Aires ni registros de accidentes frecuentes. Son aislados y esporádicos. La mayoría ocurre en el norte del país.", planteó Prado aunque alertó a la hora de circular en las zonas que se ven afectadas por la invasión. 

La Sección de Zoopatología Médica del hospital Muñiz recomienda, en caso de mordedura primero, "no causar más daño: no comprimir, no hacer torniquete ni poner algo sobre la piel; lavar con agua y jabón" y evitar cualquier tipo de presión en la zona además de buscar atención médica inmediata.