No es preciso utilizar una cámara de televisión para hacer un comentario de cafetería, pues cada persona tiene la capacidad por si misma de entender que la reacción ante el daño a un ser querido puede llegar a ser extrema.

Sin embargo, nada positivo aporta dar crédito a la venganza del ojo por ojo, esa que termina ubicando al vengador del mismo lado que el asesino y la que conlleva a una naturalización de la violencia. Sobre todo si hay millones de personas escuchando este tipo de mensajes en sus casas.