El Gobierno de Michel Temer logró imponer la semana pasada en el Congreso brasileño una reforma laboral que acompaña un rediseño estructural en favor de los sectores más poderosos: las manifestaciones populares lograron que se vuelva atrás con lo que planeaba ser un nuevo régimen previsional, sin embargo hay otras reformas que ya esperan comenzar a regir.

La llamada reforma fiscal estableció el congelamiento del gasto público en términos reales, evidenciando que la administración de Temer no piensa invertir en la creación de empleo público, atención sanitaria o educación. A esta decisión hay que sumar la generalización de tareas, dando la posibilidad a las empresas a tercerizar incluso las funciones núcleo. Como si fuera poco, en tres meses entrará en vigencia la reforma laboral aprobada recientemente que reconfigura el marco jurídico para los contratos laborales, en favor de los empresarios.

Según recapituló ambito.com, los empleadores podrán negociar con sus empleados y hacer valer ante la justicia condiciones mucho más flexibles, desde la baja de salarios, aumentos de jornada de trabajo, cambios de funciones, menores tiempos de descanso, francos y división de las vacaciones en hasta tres partes, la cancelación de la obligatoriedad de los aportes de los trabajadores a los sindicatos y restricciones para elegir representantes. 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó una denuncia formal por la violación de diversos acuerdos y convenciones internacionales a partir de esta nueva ley, incluidas entre las Normas Internacionales del Trabajo (NIT) principalmente atacando el derecho de reunión, sindicalización, negociaciones colectivas y protección legal para los representantes gremiales.

En declaraciones a La Red 21 de Uruguay, el vicepresidente del Parlasur, Daniel Caggiani, describió la resolución con una pérdida “de derechos básicos que ni siquiera la dictadura brasileña se atrevió a tocar". El uruguayo consideró que las reformas de Temer permiten que “Brasil sea el centro de laboratorio de operaciones del neoliberalismo, algo parecido a lo que fue el Chile del 70 y 80 con la dictadura de Pinochet”.

El paquete supone un verdadero cambio de paradigma en la legislación laboral de Brasil: en un contexto internacional de Gobiernos que priorizan la atracción de economías globales por sobre las estrategias de industrialización, esta reforma plantea el incremento de la competitividad laboral entre los mercados vecinos -como sucede con la Argentina- con el apoyo y la presión de sectores gubernamentales y empresarios. La flamante ley 13.469 incluye modificaciones en 115 artículos.

El sitio iprofesional.com elaboró los puntos más importantes que significan claros retrocesos en materia laboral.

- Aumenta la libertad contractual: prevalecen los acuerdo individuales entre empleador y trabajador o por empres, a sobre las convenciones colectivas por actividad. Permite acuerdos individuales para negociar fraccionamiento de vacaciones, pautas y jornada laboral y otras condiciones de trabajo.

- Fuerte reducción del poder de los sindicatos: elimina la contribución obligatoria de los empleados, establece que en casos de despidos colectivos no se requerirá homologación sindical y estipula la creación de comisiones de representantes no sindicales de los trabajadores para negociar condiciones laborales con la empresa.

- Crea la figura de trabajador autónomo o monotributista dependiente o exclusivo, que puede prestar servicios para un único empleador sin un vínculo laboral permanente. Además se regula la figura del teletrabajo con la imposibilidad del cobro de horas extras. Crea la figura del trabajador hipersuficiente, que con una remuneración mensual mayor a los 11.000 reales (u$s3500) puede negociar individualmente como si fuera un sindicato y sus cláusulas de contrato individuales podrán valer más que la ley o los convenios colectivos.

- Flexibiliza la jornada laboral: Habilita la posibilidad de una jornada de trabajo de 12 horas con 36 horas de descanso. Reduce el período de tiempo de almuerzo de 1 hora a 30 minutos. Elimina el derecho de cobro de horas de desplazamiento. Crea un banco de horas para compensación de horas extras sin necesidad de acuerdo colectivo de actividad.

- Mujeres embarazadas y lactantes: les permite realizar trabajos insalubres salvo presentación de certificado médico que lo impida expresamente.

- Flexibiliza las condiciones de contratación: creó un contrato intermitente por el cual el trabajador permanece a disposición del empleador sin contraprestación laboral y solo recibe remuneración por el período de prestación de servicios, sin garantía de salario mínimo ni de horas de trabajo. Eleva la jornada máxima de trabajo a tiempo parcial de 25 a 30 hs semanales más horas extras sin establecer garantía de pago de salario mínimo.

- Reformula las condiciones de despido o desvinculación: elimina la obligatoriedad de negociar con sindicatos despidos colectivos. Se desvincula el monto de las indemnizaciones respecto del valor del salario del trabajador.

- Restringe el acceso a la Justicia Laboral: los trabajadores que ganan más de 2200 reales (u$s600) deberán probar la imposibilidad de costear una demanda para tener el beneficio de acceso a la justicia gratuita.

- Tercerización: la amplía alcanzando a la actividad principal del establecimiento.

Cómo afectará la competencia con Argentina

De acuerdo a un informe elaborado por la consultora Abeceb, esta reforma aumentará la brecha de competitividad entre Brasil y Argentina, que ya es claramente perjudicial para nuestro país en términos de la inversión extranjera.

Elcronista. com evaluó que la diferencia existente en términos de costos laborales, en relación a salario o beneficios conseguidos de manera colectiva, se ampliaría en la mano de obra intensiva. Por ejemplo, el costo de indemnización en la Argentina es 2,5 veces más caro que el de Brasil, según datos relevados por el Doing Business del Banco Mundial.

En determinados sectores que mantienen un gran intercambio comercial a un lado de la frontera y al otro, las diferencias entre lo que cobran argentinos y brasileños ascienden al 25% en el de maquinaria agrícola, del 35% en el sector automotriz y llega hasta el 50% en el calzado.