Quizá haya sido uno de los métodos que le permitió avanzar en la vida y por eso, el ministro de Educación Esteban Bullrich, los aplica en su gestión y los enseña de manera ejemplificadora. En otras palabras, el "director de recursos humanos" fomentó una práctica tramposa que sesgó la muestra educativa PISA para que la medición resultara un éxito rotundo, utilizando fondos del Estado de manera fraudulenta.

En septiembre de 2015, el director de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa de la administración de la todavía gestión de Macri en la Ciudad decía que ese año "todas las escuelas tomaron las PISA con mucha más importancia y responsabilidad. Se dispusieron a trabajar en equipo para lograr los mejores resultados, y eso se irá manifestando con el tiempo".

Claro era una muestra de preocupación ante un indicador mundial: sin embargo, lejos de intentar preocuparse por mejorar la calidad educativa o los métodos de enseñanza, encararon la especial preparación de los dos mil alumnos seleccionados para que los resultados PISA fueran ejemplificadores.

Y así resultó. 51 puntos de mejoría en lo que la periodista Luciana Vázquez de la FM Con Vos llama con un poco de vergüenza ajena, una "excepcionalidad estadística" que se debiera investigar.