Con ánimos de seguir ampliando su influencia en el mundo de las redes sociales, Facebook anunció un nuevo servicio de mensajería instantánea para "niños entre seis y doce años". 

Como se sabe, uno debe tener al menos 13 años para abrir una cuenta en la plataforma creada por Mark Zuckerberg en 2004. Sin embargo, la empresa salta ese posible "escollo"al marcar que este nuevo servicio será a partir de una cuenta que deberá ser aprobada por el o los tutores del menor. 

Messenger Kids no tendrá anuncios (lo que supuestamente limitaría la recopilación de información sobre intereses, consumos del usuario) y- a través del control parental- limitará los contenidos. Resulta evidente que Facebook busca captar a futuros usuarios y seguir ampliando su comunidad. 

La aplicación funciona de la misma forma que Messenger (uso de stickers y emojis, videollamadas con las opciones de animación facial), incluidos los GIFs, aunque solo se mostrarán aquellos que sean "adecuados para menores." 

El niño podrá solicitar comunicarse con otro usuario o recibir solicitudes, pero solo los progenitores podrán autorizar la conexión.

La idea de crear Messenger Kids ha surgido para permitir a los más jóvenes "contactar con sus seres queridos a través de una aplicación de mensajería instantánea" pero de una manera segura, según señala en el comunicado la jefa de producto Loren Cheng.

En el mismo documento citan un estudio de la consultora Dubit, en el que concluyen que el 93% de los niños entre 6 y 12 años tienen acceso a tabletas o smartphones. 

La aplicación funciona con familia y amigos pero no es necesario contar con un número de teléfono, uno de los requisitos de la versión habitual. Está pensada para usarse en una tableta o computadoras. También funciona en aparatos de con iOS (iPhone e iPad) y pronto lo hará con Android y Kindle. 

Inmediatamente la noticia generó revuelo entre quienes ven positivo el acceso de los más pequeños al mundo de la comunicación digital y quienes solo ven la ampliación del negocio de Facebook a partir de una "inversión a futuro" que pueda ser monetizada.