El juez Enrique Gustavo Velázquez, a cargo del Juzgado Nacional de Menores 1 de Capital Federal, procesó a Luis Oscar Chocobar, el policía que mató a uno de los ladrones que atacó al turista Frank Wolek en La Boca por "agresión ilegítima utilizando un medio racional de una manera irracional o desproporcionada". 

La resolución a la que tuvo acceso Sol Rodríguez Garnica de El Canciller, habla sobre las cámaras de seguridad que captaron algunos de los momentos clave del hecho y que deja en descubierto lo que verdaderamente sucedió. 

El turista, Frank Wolek fue interceptado por el joven de 17 años y por Juan Pablo Kukoc el mes pasado. Ante su resistencia y "con el fin de procurar su impunidad" los asaltantes le dieron diez puñaladas en el cuerpo. Una vez que obtuvieron la cámara, huyeron.

En ese momento, entran en escena tres hombres que persiguieron a los dos delincuentes pero que sólo alcanzaron al que tenía la cámara de fotos en su poder: Kukoc. Mientras recuperaban la cámara, apareció Chocobar, que había decidido sumarse a la persecución luego de encontrarse con Wolek ya herido. "Alto, policía", gritó para después efectuar tres tiros intimidatorios al aire, lo que provocó que el ladrón escapara nuevamente. Es ahí cuando el policía de Avellaneda le disparó dos veces: una de las balas impactó en su muslo y la otra en la región lumbar derecha.

La explicación del juez se basa en tres puntos que deben existir para que haya una legítima defensa (agresión ilegítima; necesidad racional del medio empleado y falta de provocación suficiente) y sostiene que existieron, lo que significa que estaba habilitado para actuar.  El problema es, justamente, el exceso.

"La legítima defensa no es una fórmula matemática sino humana y la necesidad de la defensa no ha de considerarse aisladamente, ni contando ni indicando los golpes, sino el conjunto de circunstancias y supuestos de hecho, objetivos y subjetivos, que pueden llevar a una persona al estado de necesidad", explica Velázquez.

En la declaración indagatoria que realiza Chocobar dijo que disparó "con nervios y con una sola mano, con la otra me cubría por si venía el agresor con intención de apuñalarme o algo; disparé porque se venía contra mí y tenía miedo". Para el juez, esto lo alejó de una "actitud profesional exigible a cualquier personal policial" y explicó: "Disparar sosteniendo el armamento con una sola mano disminuye de manera considerable la efectividad y puntería de los disparos".

Cuestionó, además, el argumento de la protección: "luce cuanto menos poco creíble ya que la agresión a la que era pasible no era inminente". De las imágenes que hay en la causa captadas por un domo instalado en la esquina de Irala y Suárez se observa que, al momento de recibir los disparos, Kukoc estaba corriendo y no se había dado vuelta en ningún momento. Es más, se encontraba a varios metros del policía. "Desconozco de qué tipo de agresión pretendía cubrirse colocando una de sus manos delante del rostro", remarcó el juez.

También, recordó que Chocobar es un profesional en actividad que ha sido capacitado y equipado por el Estado para "abordar y resolver de la mejor manera posible estas situaciones". No es cualquier otro ciudadano.