Cuando Jessica Griffin despertó a su hija Kailyn, como todas las mañanas, jamás se imaginó que tendría que ir al médico casi inmediatamente. La pequeña no lograba ponerse de pie, no podía controlar su cuerpo ni dar demasiadas explicaciones, más que reflejar el llanto y la angustia en su rostro.

La familia de Mississippi no entendía la situación por lo repentina: en pocas horas la salud de la niña cambió drásticamente y no había síntomas que explicaran la situación. 

Jessica decidida a llevar ala niña al médico comenzó a prepararla y al intentar peinarla se llevó una gran sorpresa. Una garrapata estaba aferrada al cuero cabelludo de la niña, hinchada de haber absorbido suficiente sangre. 

Con el insecto en una bolsa plástica y una gran preocupación, la familia llegó al hospital y los médicos le contaron sobre la extraña posibilidad de que estos ectoparásitos provoquen una parálisis temporal, sobre todo en animales, pero también en niños.

La explicación científica describe esta parálisis como resultado de la picadura de hembras que están a punto de colocar huevos. Al beber la sangre de su víctima segrega una neurotoxina, que puede derivar en la parálisis, según explicaron desde la Fundación Estadounidense de la Enfermedad de Lyme.

La historia publicada por The Washington Post detalló que los efectos de la picadura comienzan por las extremidades inferiores hasta pasar a las superiores, incluso provocado dificultades de movilidad de los músculos de la cara y la lengua.

Afortunadamente, en pocas horas la niña se recuperó y volvió a su hogar para continuar con su vida normal, después de un gran susto.