César jugaba en la liga Regional de Río Tercero, Córdoba, y vestía la camiseta de Fitz Simon. Según cuentan, era un cinco con visión, calidad y buen juego.

Pero un día su vida cambiaría de un momento a otro: durante un encuentro contra Recreativo Elenense sufrió un fuerte pelotazo en la nuca, tan fuerte que le había provocado un gran 'chichón'. Al levantarse, ya no se acordaba ni de quién era.

A la fuerza pudieron subirlo a una ambulancia que lo trasladó al hospital, a dónde asistieron sus padres, Teresa y Leopoldo. Al cruzarlo el médico les dijo: "Su hijo no sabe quién es usted".

César quedó internado y, a partir de allí, comenzó un difícil y doloroso proceso de recuperación, pero él ya era otra persona: no reconocía a su familia, ni a sus amigos, sólo confiaba en la palabra de Teresa que le decía que era su madre.

Incluso, tampoco compartía los mismos gustos que antes. Por ejemplo, ya no miraba partidos de fútbol, sino de tenis. No se acordaba lo que era tomar mate. Y hasta fue por un día a su trabajo pero lo mandaron de vuelta porque se había olvidado el oficio de armar sanguches de miga.

El momento más terrible fue cuando sus amigos lo llevaron a la cancha donde sufrió el accidente y le tiraron una pelota, a lo que César la agarró con la mano y demostró que estaba ausente cualquier vestigio de la personalidad que tenía.

Un 7 de junio de 2007 se había tirado a la cama a dormir una siesta. Otra vez sin sueño, sin ganas. Para distraerse, tenía la costumbre de prender la radio y la ponía a un volúmen bajo.

Cuando se despertó subió el volúmen casi instintivamente y en la emisora estaba sonando un tema de La Mona Jiménez, un tema que a él le gustaba mucho. Y comenzó a cantarlo.

Lo cantó hasta el final, y continuó recordando cosas hasta llegar a sus padres, el fútbol, sus hermanos, su Córdoba natal. Luego de quedarse un rato sentado en la cama, César llamó por teléfono a su mamá, se abrazó con sus hermanos y lloró con su padre. Había vuelto.

Según consignó el diario La Nación, diez años después, César sigue jugando y no le queda ninguna secuela del golpe. Ahora lo hace para Náutico Rumipal, el clásico rival de su querido Fitz Simon. Le costó perderle el miedo al fútbol, pero lo logró en febrero de 2008.

Ese mismo 2008 en el que La Mona Jimenez presentó un nuevo disco, el número 78 de su carrera, al que llamó "Vuelvo a vivir...".

Paloma loca - La mona Jimenez (En vivo)