Un estudio llevado a cabo por tres investigadores de la Universidad de Alabama (Estados Unidos) y publicado por el American Journal of Human Biology sostienen que habernos tatuado en diversas ocasiones podría ayudarnos a fortalecer nuestra respuesta inmunológica y facilitarnos así la tarea de luchar contra infecciones comunes como los resfriados. 

El estudio se llevó a cabo entre un grupo de 29 voluntarios compuesto por quienes se iban a tatuar por primera vez y por otros que repetían la experiencia. A todos ellos se les tomaron muestras de saliva antes y después de realizarse el tatuaje para medir los niveles de inmunoglobulina A (anticuerpo que actúa como primera defensa contra virus y bacterias) y de cortisol (una hormona esteroidea que se libera como respuesta al estrés). 

La reducción de los niveles de inmunoglobulina fue mucho mayor en aquellas personas que se tatuaban por primera vez que en aquellas que ya lo habían hecho antes. Según el doctor Lynn, la respuesta de nuestro cuerpo es similar a la que experimentamos en el primer día de gimnasio, cuando aún no estamos en forma: al principio, los músculos nos duelen, pero después de más días de entrenamiento, dejan de hacerlo y terminan haciéndose más fuertes. 

Fuente: MuyInteresante.