"Stolpersteine" -piedra con la que se tropieza-, fue una idea de Gunter Demnig quien a principios de los 90 colocó las primeras placas por las calles de Colonia y Berlín y ya hay más de 60.000 adoquines en 21 ciudades de Europa que reivindican la memoria de quienes fueron perseguidos, deportados, torturados, asesinados y/o tomados como prisioneros en campos de concentración del nazismo en Alemania. 

Y este lunes, Argentina es el primer país fuera de Europa en instalar estas placas, y fue en homenaje a los fundadores de un colegio alemán en Buenos Aires y a las familias que huyeron de la persecución nazi y se refugiaron en el país. 

La Asociación Cultural Pestalozzi, la Embajada de Alemania en Buenos Aires y la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires realizaron al acto de colocación de la primera placa conmemorativa “Stolperstein” fuera de Europa,frente a la entrada del Colegio Pestalozzi, ubicado en Ramón Freire 1882, en Belgrano R.
 
Además, se inaugurará la muestra alusiva “Un nombre. Un destino. Una persona”. Para recordar y conmemorar el "lugar de llegada" de estos emigrados europeos de la Segunda Guerra Mundial. 
 
Del acto participaron autoridades de la Ciudad de Buenos Aires, de la Embajada de Alemania, de las organizaciones vinculadas a la Asociación Cultural Pestalozzi (ACP) y de la Comunidad de Escuelas Argentino – Alemanas, miembros de la Comunidad de la ACP e instituciones vecinas, entre otras. También asistirá, en representación del artista Gunter Demnig, creador del proyecto, Anna Warda, colaboradora y miembro del directorio de su fundación “Stiftung – SPUREN – Gunter Demnig”.

"Es una excepción: normalmente queremos marcar los lugares donde empezaron los crímenes de los nazis y la persecución, pero pensamos que también es muy importante poner el foco en los destinos que acogieron a las personas que tenían que dejar sus países", señaló en una entrevista con Efe, Anna Warda, integrante del proyecto y mano derecha de su creador, Gunter Demnig.

 Los "Stolpersteine" son placas de 10 centímetros de ancho por otros 10 de largo de hormigón y cubiertas de latón, hechas a mano, y en las que se graban los datos de cada víctima, normalmente encabezados por un "Aquí vivió", "Aquí trabajó", o "Aquí enseñó".

Según relatan los integrantes de este proyecto, Demnig en un primer momento intentó colocarlos en las paredes de los edificios, pero tuvo muchos problemas para conseguir el permiso de sus propietarios y optó por la autorización de los ayuntamientos e instalarlos en el suelo. 

Así adquirieron otra función, ya que el viandante tiene que inclinarse para leer la inscripción, lo que, según afirmó Warda, se convierte en un "símbolo de respeto" hacia las víctimas. 

En Buenos Aires, ante la puerta del colegio Pestalozzi, se colocó una placa "en honor a los fundadores, pedagogos y familias de inmigrantes desplazados de Alemania", que encontraron allí "libertad, amparo y un camino hacia la vida", reza la insignia.

La escuela se fundó en 1934 y su la finalidad era contar con un espacio para dar clases a los alemanes sin la influencia del nacionalsocialismo, pero con el tiempo se convirtió en un centro de acogida para cientos de niños que llegaban traumatizados por lo que habían sufrido en sus hogares y el eterno viaje de huida.

Warda, quien es también integrante de la directiva de la fundación de Demning, afirmó que este "Stolpersteine" sirve para luchar contra los argumentos de quienes rechazan en Europa la acogida de refugiados en un momento crítico como el actual, pero hizo hincapié en que el hecho de que esté fuera del continente es "una excepción". 

Además remarcó que 25 años después del comienzo de este proyecto, continúa siendo una cuestión política, porque sigue habiendo muchos problemas que enfrentar en Europa, como el crecimiento del apoyo a partidos de extrema derecha en Alemania o Francia. 

También consideró que es muy necesario para las nuevas generaciones que no han tenido un contacto directo con quienes vivieron el nazismo o la Segunda Guerra Mundial.  "No tienen esa experiencia, y los 'Stolpersteine' ayudan a niños y estudiantes a aprender el Holocausto y entender las consecuencias que tuvo para las personas", aseguró.

Warda subrayó que todo ello contribuye al objetivo esencial del proyecto: recordar a judíos, gitanos, opositores, homosexuales, personas con discapacidad y todos aquellos que sufrieron la represión nazi para despertar conciencias y generar responsabilidad social.