Una secretaría de Comercio que cumple sin quejas los pedidos de los empresarios y un Estado que no controla los acuerdos que firma, fueron el combo letal para que el precio de un producto de la canasta básica tan importante como el aceite se disparara a lo largo de 2016: 153 por ciento fue la marca de la suba que alcanzó este producto, pero desde el 1 de diciembre, se aplicó otro 6 por ciento.

El acuerdo que firmaron  el gobierno nacional y las empresas del sector era por un aumento del 30%, aunque también los empresarios impusieron la condición de que se eliminara el fondo fiduciario que subsidió el precio del producto hasta el 31 de diciembre de 2015, concretada en agosto último. El trato decía que mantendrían los precios hasta julio y luego se incrementarían 6 por ciento mensual, a lo largo de 5 meses.

Dicho fondo se componía de aportes de las exportadoras del sector, los jugadores más fuertes del mercado internacional: Molinos Río de la Plata; Bunge Argentina; Cargill; Los Grobo Agropecuaria;  Louis Dreyfus; Nidera; y Vicentín, entre otras. Estas fueron las compañías que adujeron que este subsidio “generaba distorsiones”  en el mercado interno.

Sin embargo, desde Consumidores Libres, Héctor Polino demostró que entre enero y julio, el precio del producto se incrementó un 100 por ciento, es decir, que el aumento pactado constituye apenas “una ganancia adicional” a la que ya percibieron en los primeros 7 meses del año: "En el caso del aceite marca Cocinero de 1,5 litros, que en ese tramo del año subió $17 pesos", ejemplificó en declaraciones a Tiempo Argentino. Consumidores Libres propondrá el llamado a un boicot al consumo de aceite, adelantó.