Una usuaria de Twitter llamada Julia denunció públicamente a un hombre que comenzó acosándola en redes sociales y al ver que lo ignoraba irrumpió en su oficina con una carta y un regalo.

La joven trabaja en el microcentro porteño. Dejó su escritorio para ir a una reunión y al regresar a su puesto encontró golosinas y una carta de un hombre que había visto su perfil en Tinder y la seguía en Instagram. Luego de constantes mensajes que la joven no le respondía, el acosador decidió generarle más temor. 

Un acosador la vio en Tinder, la investigó, fue a su trabajo y le dejó una carta en su oficina

Juana compartió en Twitter una grabación con los mensajes. “Cuando te vea te tacleo”, “lo bueno que no me leas es que puedo decirte todo lo que siento” o “yo te ayudo a sacarte la ropa” son algunos de los inbox que le mandó a su cuenta de Instagram. Varios como respuesta a sus stories. La joven nunca los leyó. Ni siquiera autorizó a que le enviara comentario alguno.

Juanito on Twitter
Juanito on Twitter

En diálogo con LA NACION, aún conmocionada por lo sucedido, Juana contó: "Cuando vi la bolsa en mi escritorio pensé que se la habían olvidado ahí. Miré a ver qué tenía adentro y encontré una carta que decía para Juana. Cuando abrí el sobre y empecé a leer me dio mucho miedo".

Juana contó: "Es una persona que no conozco, que nunca vi ni hablé. Entré a mi cuenta de Instagram y seguía sin reconocerlo. Entonces, cuando entré a mis mensajes, encontré todos los mensajes que me había enviado sin ser amigos".

Ante la consulta de si hizo la denuncia, Juana respondió: "No, no hice ninguna denuncia. Se lo conté a mis amigos en el momento, ni siquiera se lo conté a mis papás para no preocuparlos. Vivir sola ya les genera una preocupación extra, contarles que una persona me acosa hubiera sido preocuparlos el doble y no quiero eso".

"Lo bloquee directamente. Y por ahora no me volvió a contactar. Pero no estoy segura, en los mensajes me ponía y no respondía, me decía que no me iba a hablar más, pero al otro día me volvía a hablar", contó Juana.

"Vimos los vídeos de mi oficina para ver cómo había entrado. Porque a mi oficina entrás con una tarjeta magnética", dijo, y luego explicó: "Esperó a que alguien entre, y el primero que pasó fue un chico de mantenimiento que, pobre, no tiene la culpa. El pibe este le dijo mi nombre y, como yo justamente soy la encargada de la gente de mantenimiento, le mostró dónde estaba mi escritorio. En las cámaras aparece que se queda 10 minutos chusmeándome el escritorio. Fue horrible me sentí muy vulnerable".

Ante la consulta de si había guardado las imágenes de las cámaras de seguridad, dijo: "No pensé hacer denuncia en ese momento, no quise armar mucho revuelo en mi oficina. Solo queríamos ver como entró y qué hizo en la oficina mientras estábamos todos en reunión".