Fue en septiembre, cuando se viralizó la carta que 'Iti el hermoso' le envió a la empresa de productos alimenticios Molinos Río de la Plata, quejándose por el mal funcionamiento que la firma proporciona al desarrollo del producto Fritolim.

El usuario desarrolló un texto muy gracioso para evidenciar que la mala calidad del dispositivo de aerosol, no le permitió utilizar el contenido del frasco. Entre algunas de esas graciosas líneas contó que no pudo preparar sus milanesas como "la ganadora Elba de Masterchef original".

Mientras el justiciero del consumo prepara la presentación de su libro -el próximo 17 de diciembre, donde escribirá quejas en vivo y cartas grupales- el sitio notas.org.ar dio con el personaje y lo entrevistó. A continuación, un resumen de sus respuestas.

Su motivación y la primera queja

Mi primer reclamo fue un ente aislado, producto de la paranoia que tenía en una época de mi vida. Básicamente fue una problemática con un queso de rallar que me pareció que estaba rallado en forma extraña. Hice una queja bastante absurda y en recompensa me mandaron un kilo del producto. Años después, revisando mi Hotmail encontré ese correo olvidado y dije: “Qué capo que era yo cuando mandé este mail. Debería volver a ser ese joven prometedor”.

Justo tenía un producto que había venido en mal estado y me senté a escribir. Suelo proyectar la idea de un viejo que está en su casa, escribiendo a máquina, en la soledad de su departamento mohoso. Siempre me pasaron casos medio absurdos con las comidas pero, a partir de encontrar esta veta de diversión gigantesca, me prometí no dejarle pasar nada a nadie y hacer que todos los poderosos se arrodillen ante mí.

Fanático del consumo y enemigo de los millonarios

A veces en las entrevistas me dicen que quiero destruir el consumo y les digo que no, yo amo el consumo. Amo gastar el dinero en cosas, amo las golosinas y los productos de cualquier tipo y me hago cargo. Lo que no me cabe es que me acueste un grupo de millonarios que está en no sé qué paraíso fiscal bañándose en pepitas de oro a costa de mi dinero, jactándose de lo malos que son sus productos. Yo quiero que por la plata que pago me den el producto que pretendo.

Las empresas más diabólicas

He tenido batallas, combates, guerras con empresas de celulares, que son las más diabólicas que caminan sobre la faz de la tierra. He llegado a instancias semijudiciales con algunas. Mirá que soy un hueso duro de roer, pero son hinchahuevos al extremo. Tanto Movistar como Claro son dos enemigos número uno, en mi mente ambas son manejadas por Mussolini y Hitler. Son el súmmum del mal. Movistar es diabólica.

Compasión por el pequeño productor

Hace poco tuve un encuentro con una empresa de alfajores para celíacos a quienes les escribí y la respuesta fue igual de buena o mejor que mi carta original. Me empezó a contar cómo funcionaba su empresa, que eran diez personas… Y yo le dije: “Visto y considerando esto, me pongo de tu lado. Me encantaría conocerte, que nos juntemos a charlar”. Estuvimos intercambiando mails un rato largo, me mandaron alfajores y les dije que iba a hablar bien de ellos con todo el mundo.

Obviamente que siento compasión por el pequeño productor mientras que con las multinacionales voy directo a la yugular. Multinacionales dirigidas por algún tipo de Drácula que pone a unos zombies sin cerebro a atender sus teléfonos… Esas que me den lo que quiero y que no me dirijan más la palabra por un tiempo.

Ejercicio de diversión y victorias épicas

Todas las cartas me representan una victoria porque me río mucho cuando las escribo. Ese es mi único objetivo, que al escribirlas y releerlas me recontracague de risa. Si no pasa eso, fracaso y me deprimo. Una que me resulta particularmente afectuosa es la que le mandé a la empresa Prime, que es la más larga, tipo 25 centímetros de mail

Bueno, a esa de Prime le tengo cariño. Y aparte su recompensa fue en preservativos, que valen su precio en oro. Son la moneda del futuro. Y me mandaron muchísimos, creo que me tenían mucha fe. Yo sé que a mucha gente no le gusta leer textos tan largos, pero a mí el público no me va a marcar la agenda.