Después de que se decidiera que el próximo Encuentro Nacional de Mujeres se hace en Chubut nos fuimos a dar una vuelta en auto por Resistencia, buscábamos un lugar para comer. La elección estuvo, según organizadoras que estaban arriba del escenario para la votación, bastante clara. Las opciones más aplaudidas (sí, se decide por barullo) eran La Plata y Chubut, pero de acuerdo a lo acontecido con la desaparición de Santiago Maldonado, Chubut estaba caliente y se hizo escuchar. De Chaco a Chubut, un mensaje sumamente claro de que el Encuentro es federal y de que Capital no es siquiera uno de los destinos preferidos, aunque algunas feministas crean que sería un buen mensaje político al gobierno actual. No importa. El Encuentro es federal y va de punta a punta.

Pero no era eso, aunque también, lo que quería compartir en esta nota. Decía arriba que terminó la votación y salimos a almorzar por el centro. Pasamos por la Plaza 25 de Mayo que es donde está la Catedral, o sea en donde pasó la pomada y los poquitos disturbios de anoche. De hecho fueron menores en comparación, por ejemplo, a los del año pasado en Rosario que apenas entramos a la plaza la Policía ya disparó y se armó un quilombo madre. En este caso la cosa estuvo en manos de un grupito de mujeres pero sorpresivamente (y no tanto) de un grupo de hombres organizados que se aparecieron (custodiados por la propia Policia) a tirar piedras y gritarles chupa pija a las compañeras.

Pero tampoco era eso lo que quería comentar. Ya voy a llegar, lo juro. Aunque también quiero parar un segundo y decir que vinimos a Chaco pensando que todo iba a ser terrible, que la Policía nos iba a reprimir horrible, que los negocios no iban a dar abasto, que la gente nos iba a tratar mal, que el calor, que abastecerse, que los mosquitos y varias advertencias tan de no saber que me parece justo hacer esta salvedad. Chaco estuvo a la altura, el gobierno preparó un escenario gigante en un parque hermoso que se llenó de mujeres de todas las edades, clases y lugares del país. La Policía no tenía intenciones de reprimir, los kioscos tenían bocha de birra, agua y mercadería para saciar a todas y la gente de los negocios era muy amable y bondadosa.

Bueno. Ahora sí. Lo que quería contar era que, cuando salimos a dar una vuelta en auto nos encontramos con la noticia de que ya habían tapado todos los grafitis de las paredes. Todos. Se ve que salieron a la madrugada con pintura blanca y gris a tapar todas y cada una de las consignas que tiene esta marcha única en el mundo.

Pintar las paredes es, para mi, la manera que encontramos para decir lo que queremos decir, para comunicar lo que los medios hegemónicos de comunicación no dicen. Para dejar nuestra marca, para que nadie se olvide de lo que queremos, por lo que luchamos. Y hoy, ahora, ni 24 horas después, esos gritos, frases, pedidos de justicia ya no están en Chaco.

Hoy, ni 24 horas después de que existamos en la calle de Resistencia, nuestras voces ya no están.