Después de días de tormentas y de lluvias, con tempestades como las que le gusta utilizar a Cambiemos para explicar la crisis y recesión por políticas económicas que están aplicando, este lunes feriado volvió Cristina Fernández de Kirchner a hablar ante un microestadio de Ferro colmado en sus capacidades para hablar contra el neoliberalismo y hablar de una unidad progresista.

A las nueve de la mañana la capacidad del microestadio donde se iba a presentar la exmandataria para disertar sobre el neoliberalismo en el siglo XXI y sobre la derechización de latinoamérica. 

Mientras sobre Av. Avellaneda y Martín de Gainza el olor a la parilla se metía por la nariz, los cánticos a favor de Cristina inundaban las calles, pero desde un edificio frente al estadio se hizo escuchar una pequeña voz disidente contra la exmandataria. Desde un balcón perdido entre el cielo celeste donde el sol rajaba la tierra, se escuchaba a una mujer cantar "olé olé olé, chorra, chorra, no vuelven más". 

Desde abajo se buscaba a esa señora, pero nadie lograba verla, solo escucharla. Lo más gracioso es que desde un ventanal más abajo se lograba ver una remera pegada con la imagen de ella, de Cristina. 

Los microestadios estaban repletos, y los espacios abiertos de Ferro la gente entraba y salía, la mayoría se ponía debajo de los escalones para evitar el sol que pegaba fuerte y en frente, todos escuchándola a ella. 

Más allá de su repaso por las políticas económicas que mejoraron al país, dió varios mensajes para adentro y sobre todo las diferencias que hay. En un punto principal habló sobre "los pañuelos verdes y los pañuelos celestes".

"Mala división aquella entre los que rezan y los que no. En nuestro espacio hay pañuelos verdes y también celestes. Y tenemos que aprender a aceptar eso sin llevarlo a la división de fuerzas. Puede costar y no gustar, pero es lo que pienso". Una de las frases que más resonó para el movimiento de mujeres que generó críticas y disidencias sobre esta cuestión. 

Quienes luchan por la interrupción legal del embarazo no comulgan con la idea de poder aceptar a los que se embanderan detrás del pañuelo celeste, ya que son quienes están en contra del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo.

Pero no nos olvidemos de algo, Cristina a pesar de estar en contra de legalizar el aborto, en la votación en el Senado la senadora de Unidad Ciudadana dio el voto positivo y habló sobre quién la convenció: el movimiento de mujeres. 

Sin duda alguna, la agenda de este año y del siguiente para las elecciones es el rol de las mujeres y el debate que está poniendo sobre la mesa Cristina es que hay que unir fuerzas dentro del movimiento progresista y de oposición a Cambiemos y dejar de lado "la división de fuerzas". 

Otro de los puntos importantes a donde dirigió su discurso, fue en relación a la creciente ola de xenofobía que hay en américa latina con la llegada del candidato a derecha a la gobernación de Brasil, Jair Bolsonaro y del que muchos de los que eran oposición y están más cerca del oficialismo, se embanderan detrás del discurso anti inmigrante.

Habló de los "Hitlers modernos" para referirse a los que justifican las crisis sociales a través de la xenofobia. Además, advirtió por el surgimiento de partidos políticos de extrema derecha.

Por último, Cristina se mostró con una blusa de la que luego habló para su cierre. Esa blusa que decidió ponerse este lunes ante su vuelta a los escenarios para hablar ante una multitud fue la que le regalaron cuatro extrabajadoras de una fábrica textil que cerró. "Chocolate". 

El mensaje de Cristina es claro: "todos los gatos son gatos y todas las yeguas son yeguas. Pero los seres humanos,no y necesitamos, cualquiera sea nuestro pensamiento o ideología, sentirnos diferentes al otro para ser. Si vos no sos diferente al otro, no sos. Sobre eso pivotea el neoliberalismo."