La escena es llamativa. En un estudio de radio Alberto Fernández dialoga con la Cadena 3 de Córdoba, y pese a no esquivarle a ningún cuestionamiento debe defenderse de una andanada de agresiones de parte de quien supuestamente lo había invitado para entrevistarlo.

Si la intención era provocarlo y acrecentar una campaña sobre su presunto maltrato a los periodistas, Pereyra hizo bien su papel. Porque resulta admirable la sangre fría y los buenos modos de Alberto para no reaccionar ante tamaña agresividad .