El hallazgo marca el espíritu de la época donde la televisión y la grieta van por un lado y los hechos ocurren a su tiempo. Bastó el desalojo de una protesta -minúscula, unas siete personas- para que se sobrerreaccionara a todo.

Y Adrián Ventura se lanzó como un toro, reclamando la demora que había tenido la policía en llegar el lugar del corte de la Avenida Dellepiane, y pidiendo a los gritos por Berni.

Hasta que el movilero le advirtió que todo ocurrió en la Ciudad.