El ministro de Defensa de la Nación, el radical Oscar Aguad, no se caracteriza por su vocación democrática: es pública su amistad con personajes como Luciano Benjamín Menéndez y el jefe de Inteligencia de la Policía cordobesa durante la dictadura, Carlos ‘Tucán’ Yanicelli, condenado por delitos de lesa humanidad.

Por eso no puede extrañar a nadie que en las últimas horas haya salido a defender a los carapintadas que en 1987 hicieron temblar la democracia entonces representada por su correligionario Raúl Alfonsín.

Ante las críticas por la presencia de Aldo Rico en el desfile del 9 de Julio, el ministro dijo que aquel intento golpista "pasó hace muchos años atrás, no tiene relevancia en el presente y no tiene sentido perder tiempo en hablar de eso”.

Sin detenerse, Aguad dijo por FM Metro que el levantamiento militar carapintada fue "un acontecimiento chiquito" y que "no puso en jaque la democracia... La democracia superó y no dejó que evolucionara, yo no lo daría tanta trascendencia", agregó.

El repudio generalizado a las apreciaciones del ministro no tardó en llegar. “Tus dichos no hacen otra cosa que ofender a cuantos lucharon por la democracia y su consolidación, por la paz y contra la violencia. No tenés derecho falsear la historia de esa manera”, le respondió, entre otros, Ricardo Alfonsín.

Ricardo Alfonsín on Twitter

De modo que Aguad debió recular, ocultando su verdadero pensar y sentir con relación a la democracia y los golpes de Estado. Así, emitió un comunicado oficial en el que asegura que “sus dichos fueron mal interpretados…”

También manifestó su "repudio histórico al levantamiento carapintada ocurrido en 1987 en Campo de Mayo y rechaza cualquier alteración del orden democrático o comportamiento que atente contra la institucionalidad".