Margarita Stolbizer tiene un karma: quiere hacer política pero no sabe cómo. No trabaja en el territorio, no tiene base de votantes, no tiene militancia, y ni siquiera logra acomodarse como una tentación para integrar alguna de las coaliciones mayoritarias.

Su queja mayor es que tiene propuestas para el país pero nadie la consulta y que sólo la llaman como denunciadora serial. ¿Que hizo para diferenciarse?: nada.

Stolbizer fue a TN como si no hubiese pasado el tiempo, se sentó y empezó a atacar a Cristina, desde el furgón de cola de López Murphy en la interna de Juntos por el Cambio, un puesto muchísimo menor del que había idealizado para sus sueños de grandeza.

Pero lo peor de todo es que su crítica era tan insustancial que nunca levantó vuelo.