El problema no es que se haya tomado unos días de vacaciones ni que lo hiciera  en un vuelo particular. Sabido es que la riqueza generada por su padre le permite darse esos lujos y muchísimos más.

Que con motivo de las fiestas de fin de año haya decidido viajar al sur junto a su familia no es una cuestión ilegal ni pecaminosa, independientemente de las opiniones que se puedan generar en el seno de la comunidad, sean a favor, en contra o provocar indiferencia.

Si él estaba convencido que nada de malo tenía dicho viaje no había razón por la cual no lo explicara en esos términos en lugar de intentar sobornar al fotógrafo.

Si asumió esa actitud fue porque  había valorado que no debía alejarse de Buenos Aires, pero desdeñando su propio análisis, insisto: “su propio análisis”, decidió  viajar igual. Esto, junto al intento cuasi delictual, es lo que inviste al hecho de gravedad al poner en evidencia su propia irresponsabilidad por hacer algo respecto a lo cual sentía que no debía hacer.

En una reflexión adolescente seguramente pensó que pasaría desapercibido y ante  un fotógrafo que lo pone en evidencia, no tuvo mejor idea que intentar comprarle las fotos haciéndole el ofrecimiento en el baño del aeropuerto en una actitud que da vergüenza por lo ridícula, grotesca, grosera, bizarra, burda. Diría que daña hasta la inteligencia del más ingenuo.  Impensada en alguien que aspira la máxima magistratura.

¿Se imagina a la Presidenta de la Nación intentando comprar unas fotos a un fotógrafo en el baño de un aeropuerto para intentar ocultar un viaje?.  Bueno, habría una diferencia dado la circunstancia del lugar, en este caso se habría tratado de una fotógrafa.

Estaríamos inmersos en medio de un gran escándalo mediático acompañado por el conocido coro permanente  de quienes bajo la batuta de los que les marcan la agenda competirían en formular denuncias penales, pedidos de juicios político y reclamos a los organismos internacionales por intento de coartar la libertad de expresión.

El fotógrafo sería hoy una figura  nacional y estrella de buena parte de los programas televisivos. Habría sido elevado al pedestal de ejemplo ético que el gobierno debería imitar.
Como el involucrado fue Macri, tratándose de él, de los intereses que representa y defiende, silencio de radio. Todos lo protegen.