Nadie puede asegurar que el intento de asesinato de Fernando Sabag Montiel gatillándole un arma en la cabeza a Cristina Kirchner estuviera planificado por un grupo ligado a un sector de la oposición, o que participaran los servicios de inteligencia para alentarlo.

Pero tampoco nadie puede descartarlo, salvo Daniel Santoro, que en LN+ puso la cara para despejar cualquier posibilidad de que se relacione el hecho con otra cosa que no sea un grupo de marginales enloquecidos que actuaron por libre decisión y alejados de cualquier influencia.