Cuando el autoproclamado 'Rey de la Carne', Alberto Samid, comenzó su alocución nadie imaginó que iba a terminar donde terminó, pidiendo una revolución, reclamando colgar a los políticos en la Plaza de Mayo, acusando de corrupta a la YPF y reivindicando a Alfredo Casero.

Ante la mirada azorada de Juan Cruz Sanz, quien también ligó palos de Samid que estaba desatado y disparaba contra todo lo que se le ponía delante, valoró el trabajo del Polo Obrero.

Así, dando una muestra más de su camaleónica personalidad, el empresario que contó que cuando estuvo preso se dedicó a estudiar geopolítica, se sumó a las huestes del voto bronca en una nueva saga del 'que se vayan todos'.