Quizás por una cuestión de superstición o por no querer compartir la misma lapicera con la que el presidente saliente firmó tantos decretos que afectaron al pueblo, la flamante vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner no quiso utilizarla.

A la hora de firmar el acta, Cristina pidió otra lapicera para no utilizar la misma que había usado segundos antes Mauricio Macri, convirtiéndose en otra de las grandes perlitas que dejó la Asamblea Legislativa.