Una de las grandes ventajas que tiene Pedro Rosemblat a la hora de discutir es que no cree tener razón en todo lo que dice y se permite dudar, cuestionarse y reconocer que hay cosas que -como a todos- se le escapan.

Pero esta vez no se ciñó a responderles a quienes le cuestionaron que haya entrevistado a un antiperonista furioso como Eduardo Feinmann.

Rosemblat prefirió explicar que se trata de una forma de entender la política y la forma en el que el peronismo debe volver a reconciliarse con la sociedad después de la frustrada gestión de Alberto Fernández.