Podrán estar separados en 'duros' y 'dialoguistas'. Podrán mirarse con recelo pensando en futuras candidaturas y en el armado de un esquema que los favorezca. Pero de ahí a criticarse públicamente todavía hay un espacio demasiado grande.

Por eso cuando Rosario Ayerdi arrinconó a Patricia Bullrich para que cuestionara lo que ocurrió en la vacunación en la ciudad de Buenos Aires esta se defendió como pudo y repitió el latiguillo oficial de "se pidió perdón", como si eso arreglara lo cometido y no valiera la pena hablar más del tema.