El odio volvió a a aflorar en las calles, el martes por la noche. Si el objetivo fuera terminar con la corrupción, la consigna contra la ex Presidenta se queda corta e impresisa. Pero como el único objetivo de la derecha es descargar su bronca, la misma que históricamente descargaron contra Evita y que de fondo es el odio al pobre, la oligarquía (hablando en categorías históricas) se volvió a juntar en el Congreso.

En medio de esa furia predominantemente geornte y blonda, tres figuras se destacaron. No son políticos, porque la derecha ni siquiera con Mauricio Macri parece haber logrado generar una figura que despierte amor, más bien son sujetos que logran votos a fuerza de presentarse como enemigos de los proyectos populares. Se trata del humorista Alfreso Casero, de la defensora de genocidas y del aborto clandestino Cecilia Pando, y del periodista Eduardo "Uno Menos" Feinmann. 

Los tres saben, a su manera, despertar la devoción de un sector que encuentra en estos mediáticos la expresión televisiva de ese odio que los hermana.

Casero ovacionado por el flan.
El amor a Eduardo Feinmann, el periodista que celebra la muerte de chorros