Estados Unidos elegirá a su próximo presidente el día martes y aún continúa la incertidumbre por el resultado ya que las encuestas indican mucha paridad y las que dan una leve ventaja, lo hacen en favor del candidato del Partido Demócrata, Barack Obama.

En este escenario, Estados Unidos se juega los próximos cuatro años en términos políticos y una victoria del Partido Republicano podría cambiar bastante el escenario. El principal adversario de Obama llega con el apoyo del Tea Party, la extrema derecha que tomó control del partido de Romney. Este sector logró colocar el candidato a vice de Romney, Paul Ryan, un extremista ultraconservador que cuestiona la totalidad de las políticas sociales.

Obama, que contaba con una ventaja considerable al comenzar la campaña, perdió la misma con el correr del tiempo y tras el primer debate en el que se mostró dubitativo. Sin embargo, en el segundo cruce entre candidatos, Romney flaqueó en varias cuestiones sobre política exterior lo que alivió al candidato demócrata.

Sin cuestionar los puntos centrales del modelo económico estadounidense, los debates y cruces se enfocaron sobre la presión impositiva y el plan de salud que puso en práctica Barack Obama y que amplió la cobertura, algo que para los republicanos es negativo.

El martes será la hora de la verdad y la incertidumbre genera aún más expectativa. Quedan las horas finales que decidirán la suerte de Estados Unidos y de buena parte del mundo en los próximos cuatro años.