Si de algo sirvió el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner es para determinar que el grado de espiralización de la violencia lejos de detenerse, tomó más velocidad.

Los comunicadores de los medios hegemónicos, en vez de reflexionar sobre los mensajes de odio que lanzan insuflando a la oposición, se victimizaron y denunciaron que los quieren silenciar.

Joaquín Morales Solá fue más allá, y sostuvo que el oficialismo exageró la reacción ante el hecho de que le gatillaran una pistola a la Vicepresidenta a centímetros de su cabeza.