La nota de Clarín dejaba en claro la relación entre el gobernador jujeño Gerardo Morales y el Gobierno, dando por sentado que ese vínculo fue urdido con tiempo e intencionalidad.

La idea era clara, esmerilar al dirigente radical y  dinamitar cualquier tipo de acuerdo de la oposición con el oficialismo apuntando a debilitarlo cada vez más.

S bien la advertencia estaba hecha, Gerardo Morales no se quedó callado y desde sus redes sociales salió a cruzar la nota que Ricardo Roa -quien actúa como portavoz de las intenciones del Grupo Clarín ante los políticos con sus notas de opinión- le disparó bajo la línea del cinturón.

Acá, extractos de la nota de Clarín: 

"Gerardo Morales hizo el milagro: juntar a Cristina y Alberto Fernández para acordar el nombramiento del senador y la diputada que se sumarán al Consejo de la Magistratura. Y así el Gobierno pudo salir de la encerrona en que estaba metido por una sentencia de la Corte.

Se quiso hacer creer que, sin que Fernández se enterara demasiado o nada, Cristina había urdido la ruptura de su bloque en el Senado para, con fórceps, ponerse un consejero más, que le correspondía por ley a la segunda minoría, o sea a la oposición. Muchos de su feligresía y de afuera también le festejaron la picardía porque la pensaron como de ella y en un punto equiparable a la que le había permitido al macrismo ubicar a Tonelli en el mismo Consejo en 2015. Pero la maniobra de Cristina no fue pergeñada en soledad. Equivocados todos.

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Ahí debatían, de un lado de la línea telefónica, los conjurados en Olivos. Y del otro, Cristina con Gerónimo Ustarroz, representante del gobierno en la Magistratura y hermano del ministro Wado de Pedro, uno de los jefes de La Cámpora. Pero siguen las firmas y, entre ellas, la más sorpresiva, incluso para los propios: la de Morales, gobernador de Jujuy y jefe del radicalismo.

“¿Qué pensás, Yuto?”, le preguntaba Massa a Morales, llamándolo con el apodo que él sabe por qué se lo puso. Massa coordinaba todo por teléfono, puesto en altavoz. La primera parte del acuerdo fue que Massa designara a la radical santacruceña Roxana Reyes como consejera y que Cristina volteara al opositor Luis Juez para poner a Doñate en su lugar. Otra: hacer aprobar en Diputados el proyecto de reforma a la Magistratura que Cristina sacó en el Senado con el número justo y gracias al empujón final del rionegrino Weretilneck.

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El gobierno reclutó a Graciela Camaño para que apruebe en comisión el proyecto pero por ahora no tiene los votos para convertirlo en ley. No le costó nada: aunque Camaño pertenece a Consenso Federal, en la Magistratura vota con el kirchnerismo. La cuentan como una más del oficialismo. Incorporó la Corte a la Magistratura, cosa que no figura en el texto del Senado. Eso sí: no en el rol de presidente, según la ley original.

Rústico y peleador, Morales aspira a participar del premio mayor en el 2023 y para salir en los medios se siente obligado a buscar siempre la polémica, agrediendo muchas veces a los propios aliados. Los diputados de Morales han sido con Massa un solo corazón y se apartaron del bloque para votar con el gobierno no solo en cuestiones clave, como el manotazo a los recursos de la Ciudad.

De cajón: el pacto, o como se lo quiera llamar, será negado como hizo Morales, que se mandó sin avisar a ningún socio. Pero habrá en Juntos una reunión de mandos que estará para alquilar balcones. Pueden ocurrir varias cosas: a) que también digan aquí no ha pasado nada, que es invento periodístico. b) que se niegue pero a medias. c) que no se diga nada. Si aparece otra, es incógnita, como ¿qué dirá a todo esto Lilita Carrió?"