Después de haberse salvado de irse al descenso en la última jugada gracias a la aparición en última instancia del Fondo Monetario Internacional que le permitirá estirar el carry trade -la tradicional bicicleta financiera- unos meses más, Javier Milei salió a hablar con la fanfarronería que se le conoce.

Claro que ante los centros medidos de Antonio Laje -solo comparables a los que le servía Guillermo Barros Schelotto a Martín Palermo- para que pueda explayarse a gusto, no es complicado.

Más aun si ante un ataque violento e injustificado con agresiones debajo del cinturón -liliputiense no connota ninguna crítica política- encuentra como respuesta las risotadas de Laje.