La comparación que pronunció Mauricio Macri durante una entrevista con el diario español ABC, da escalofríos. Describe la desesperación del mandatario de lograr como sea el desembarco de los capitales españoles, tal y como en décadas anteriores, habían logrado hacerse de negocios tan jugosos como mortales para la economía local.

"Son como las de dos amantes que se han vuelto a encontrar. Tuvimos un cortocircuito absurdo de unos años que está resuelto. El nivel de afecto que recibí en la visita a España fue tanto que hasta dudé en quedarme ahí a vivir para siempre", confesó y nadie puede sorprenderse de que sean sus deseos más profundos. Es el hombre desesperado por dejar a su familia para irse con la amante que mejor pague.

Además de deshacerse en elogios a las políticas de Donald Trump, Macri descartó los rumores sobre las dudas planteadas en grandes cadenas internacionales supermercadistas como Carrefour y Día de continuar trabajando en el país -a pesar de los despidos anunciados recientemente por la cadena francesa- y negó que se esté dando preferencia a Clarín por sobre empresas españolas como Telefónica.

"No. No se va a ir ninguno. Estamos trabajando para eludir la evasión de cadenas, ligadas a supermercados chinos, que son una competencia desleal y atentan contra el Estado, porque si no se tributa ni se pagan los impuestos no se puede sostener la educación pública, la sanidad, la seguridad", despejó del fondo por arriba de 'la Gran Muralla'.

La entrevista publicada se adivina muy condescendiente con la mirada diabólica de los medios conservadores madrileños del gobierno de Cristina Fernández: la consulta sobre si se está cumpliendo su deseo de que Argentina "sea un país normal", le cayó como anillo al dedo.

En definitiva, si el compromiso asumido en las urnas fuera la relación estable del jefe de Estado argentino, la sortija de casamiento quedará en un cajón durante algunos días, en los que se mostrará sin complejos para revivir el pasado fogoso y dedicarse a la atención de su amante preferido, el que tiene 78 señores de corbata con intenciones de volverse más millonarios a costillas de los argentinos.