En una alianza electoral formada sobre la base de encuestas y que resuelve sus candidaturas con esa metodología, que los sondeos preelectorales le den pésimo a su máximo exponente no es buena señal. Cambiemos y su pilar y presidente, Mauricio Macri, están al borde de la desesperación.

En efecto, esta semana se conocieron nuevos relevamientos que exploran diversos escenarios de balotaje, con Macri como denominador común frente a numerosos presidenciables: al Presidente, número puesto como postulante a la reelección, le ganan Cristina y cualquiera que se le ponga adelante.

Ante semejante perspectiva, en el macrismo manejan numerosas variables, ninguna de las cuales elude llevarlo a Macri como candidato. Al contrario, dos son las más debatidas en el seno del oficialismo: la posibilidad de tenerla a Cristina presa al momento de la elección, o llevar a María Eugenia Vidal como vice.

La primera opción depende de hasta dónde lleguen las presiones oficiales y las decisiones del cuestionado juez Claudio Bonadio y del procesado fiscal Carlos Stornelli, quien por estas horas no pasa

La segunda será una decisión de Cambiemos con un altísimo nivel de riesgo: puede que Vidal empuje –siempre según las encuestas– en cierta medida a Macri, pero con el peligro de que Cambiemos pierda la provincia que le daría masa electoral, ya que no tienen otra candidata o candidato con el nivel de conocimiento y aceptación de la gobernadora.

Si a ese panorama se le suma que la alianza viene atomizándose en varias provincias y donde se presentó no le fue nada bien (por caso, Neuquén, donde el candidato de Cambiemos salió tercero cómodo), el futuro electoral se parece mucho a un callejón sin salida.

Como conclusión, en el Gobierno están al borde de un ataque de nervios: el dólar por las nubes, el riesgo país en alza, la inflación sin freno, las suspensiones y los despidos que no cesan… Ni una buena para el macrismo que, en términos electorales, forja su propio destino.