Federico Tonarelli, trabajador del BAUEN y expresidente de la cooperativa que lo gestiona desde 2003, detalla a quien lo quiera escuchar la situación judicial de la causa, que tiene como novedad un edicto que ordena desalojar el hotel en un plazo de 30 días. En notas periodísticas, en charlas en el hotel y hasta en Facultades, el hombre cuenta la dura realidad de los 130 trabajadores que hace 11 años autogestionan el hotel que otrora fuera bastión de la dictadura y el menemismo.

En las redes sociales, lanzaron una campaña para reunir firmas y adhesiones suficientes en apoyo a su lucha.

“Durante su historia como empresa de capital con Iurcovich, el BAUEN era un hotel de los sectores dominantes. Después del conflicto se transforma en su versión antagónica: es la casa del pueblo, no hay asamblea del mundo del trabajo o la economía social que no pase por acá”, le dijo Federico Tonarelli al sitio INFOJUS.

La última sentencia judicial, de 2007, fue firmada por la jueza comercial Paula Hualde, nombre clave en todo este lío. Ella determinó que el hotel pertenece a Mercoteles e intimó a los trabajadores a desalojarlo en 30 días, hecho que finalmente no ocurrió.

Los trabajadores intentaron apelar la sentencia, pero en 2009 la Cámara de Comercio confirmó la titularidad de Mercoteles. Presentaron un recurso de queja a la Corte Suprema, que lo rechazó en 2012 por ser cosa ya juzgada.

Como última alternativa presentaron un escrito denunciando penalmente a Iurcovich y le pidieron a la jueza Hualde que se declarara incompetente, ya que ella había fallado sobre la quiebra de Solari, que nada tiene que ver en el conflicto, y enviara la causa al Fuero Federal Penal.

La jueza no se declaró incompetente, pero suspendió el desalojo. Los últimos días antes de la feria, en 2013, la causa penal prescribió: la jueza Hualde tiene que ejecutar de nuevo la sentencia de 2007. Por eso fue publicado esta semana el edicto diciendo que tienen 30 días para desalojar.

“Desde lo legal no tenemos más alternativa. Está recontra firme la sentencia: para la justicia el hotel es de Mercoteles y la jueza debería desalojar una empresa con 130 tipos que funciona bien: una locura. Esto se resuelve políticamente, pero no vemos que haya voluntad política en el Congreso”, admite el expresidente de la cooperativa.

La semana pasada, los diputados de Nuevo Encuentro José Cruz Campagnoli y Edgardo Form, expresaron su “preocupación” ante el “inminente desalojo” del Hotel Bauen y manifestaron el acompañamiento a quienes “organizados en forma cooperativa, defienden sus puestos de trabajo”.

¿Y aquel proyecto de expropiación?

El último proyecto de ley para expropiar el hotel a favor de los trabajadores es una unificación de los presentados por Victoria Donda y Carlos Heller en 2012, y va camino a perder estado parlamentario. “Nosotros planteamos que, si el estado ejecuta las deudas que Iurcovich contrajo para construir el BAUEN, el hotel es del Estado. Y nosotros no queremos que el Estado nos lo regale: sentémonos a buscar una solución, ya sea alquiler, un comodato, un préstamo a 20 años para poder comprar el inmueble.

Un informe de Facultad Abierta muestra el estado legal de las empresas recuperadas a abril de 2014, a partir de un muestreo hecho con 31 de ellas. Ahí se ve que el BAUEN forma parte del 25% de empresas que esperan que se trate su proyecto de expropiación, ya presentado en el Congreso. La perspectiva no es muy alentadora: sólo en un 16% de los casos el establecimiento fue expropiado a favor de los trabajadores, un 10% tiene autorización del juzgado de la quiebra para funcionar temporalmente y otro 16% funciona con el predio ocupado.

La historia del BAUEN

Marcelo Iurcovich solicitó un crédito del Banco Nacional de Desarrollo (BANADE) en 1978 con el que construyó el hotel, pero nunca pagó siquiera la primera cuota del préstamo. Un decreto -el 1261/77-, de la dictadura le permitió el silencio sobre su gestión, y el hombre ideó una telaraña de empresas fantasmas, que además le hizo perder derecho a los trabajadores.

En los ‘80 Iurcovich construyó el BAUEN suite sobre Corrientes, a la vuelta, y comenzó a erigirse como un símbolo de hotelería porteña. Durante los ‘90, fue el punto de encuentro del peronismo provincial, entre ellas ceremonias durante el segundo gobierno de Carlos Menem.

En 1997, la firma chilena Solari decide comprar el hotel por 12 millones de dólares y comienza a gestionarlo, aunque sólo llega a pagar una primera cuota de 4 millones. En el medio, Iurcovich creó una nueva firma, Mercoteles, dirigida por su cuñado, y a los pocos día compró el BAUEN.

Iurcovich se vendía el hotel a sí mismo mientras Solari se derrumbaba, llegando a la quiebra en 2001, cerrando el hotel y echando a los 80 trabajadores que quedaban luego de un dilatado proceso de vaciamiento. Así comienza la disputa legal por la propiedad del inmueble, que continúa hasta hoy.

Desde el conflicto y la autogestión que asumieron los trabajadores, el Bauen se convirtió en bastión de la lucha de las empresas recuperadas, y de otras causas. Reuniones fundacionales de los Metrodelegados, auditorios de bandas de candombe, encuentros de Madres de Plaza de Mayo, pueblos originarios, Ley de Medios y en la actualidad, la Convención Anual de Tatuajes, y hata la elección de Miss Trans.

Funcionamiento del hotel

Entre el auditorio, las 170 habitaciones habilitadas (hay un total de 220), el bar, la pileta y el solárium (estos dos últimos aún por reabrirse), hay trabajo para 130 empleados, que divididos en tres turnos, mantienen el hotel abierto las 24 hs.

Como en la mayoría de las cooperativas, las decisiones más importantes se toman en asambleas, y las menores las toma el encargado de cada sector. Dividen las ganancias por grado de responsabilidades -y por antiguedad-, aunque la diferencia de salario entre un gerente y un maestranza es de 3 a 1, mientras que en el ámbito privado puede haber una diferencia de 10 a 1.

Fabricas recuperadas (2001-2014)

INFOJUS releva que en 2001 había 36 empresas recuperadas documentadas en todo el país; en 2004 ya eran 163; para 2010 había 247 y actualmente son unas 311, que emplean en total 13.500 trabajadores.

Entre los rubros hay de todo: la mayoría de las recuperadas son metalúrgicas, aunque su importancia relativa va disminuyendo: hoy son 61, que forman casi el 20% del total. Pero también hay dos astilleros, 31 gráficas (nucleadas en la Federación Red Gráfica Cooperativa), 26 textiles y hasta medios de comunicación, proveedoras de salud, frigoríficos y una minera.