Suárez, aliado de Cambiemos y, por ende, de Mauricio Macri, ganó las últimas elecciones provinciales con el 51% de los votos: la misma cantidad que le alcanzó a Mauricio para ser presidente en 2015. 

El gobernador quedó en el ojo de la tormenta por el intento de modificación de la ley 7.722, que prohíbe la ultilización de productos contaminantes y nocivos en procesos de megaminería. 

Esto quiere decir, que si no se detiene esta locura, el agua de Mendoza -y de otras partes- podría quedar contaminada e inutilizable. Para peor, se convertiría en un veneno más. 

En una nota de EnOrsai salió publicado el claro papel que el apellido Macri juega en esta historia, que como siempre, no es nada bueno. 

Tal como consignan en la publicación, en 2016 -con Cornejo todavía en el poder- se presionó para que se instale la megaminería en Mendoza y se hiciera un eje extractivista del país, como sucedió en San Juan. 

En 2018 el gobernador, también de la órbita macrista, concedió permisos a empresas del Grupo Macri para realizar la explotación de nuevos yacimientos en tierra mendocina. 

Fue a través de un decreto que Corneo restituyó la explotación a la empresa de Macri, apelando contra el propio Consejo de Minería de la provincia. 

La empresa en cuestión es Geometales, cuyo titular era Franco Macri: desde el año 97 se dedican a la negociación de propiedades mineras con otras firmas. También aquí aparece la mina de Malargüe, que lleva el nombre de Francesca (la nieta de Franco). 

"Este 'regalo' de Cornejo al grupo Macri se dio en el marco de la avanzada del gobierno provincial para implementar el uso del fracking en el sur de Mendoza y del fuerte lobby minero para reactivar proyectos como el de Vale", expresan en la publicación. 

En 2019, el gobierno Macri/UCR provincial volvió a ganar las elecciones, y para no perder la costumbre, apenas asumido, fue más allá y finalmente modificó la ley 7.722 que protegía el agua potable. Rodolfo Suárez prometió y cumplió: desde mucho antes, cuando la campaña por la gobernación empezaba, una de las advertencias fue que con la UCR se venía algo bastante peligroso: la megaminería metalífera contaminante.