Se lo deben haber dicho pero evidentemente no le importa. Viviana Canosa está tan necesitada de atención que no deja de sorprender.

Si algo le faltaba a su inefable raid de tomar cloroquina, jugar a la seducción con los invitados, largarse a llorar o insultar a viva voz, ahora le llegó el turno de cantar la Marcha Peronista.

Si bien se puede entender como uno de esos momentos autorreferenciales de los programas en los cuales se divierten con chistes internos que solo ellos -y alguien que no se perdiera una sola emisión- comprenden, la imagen de Canosa y sus colaboradores haciendo de entusiastas peronistas es de lo más bizarro del año.