Para algunos parece no importar lo que ocurre en la vida real porque crean una realidad paralela adaptada a sus intereses. Y como las teorías conspirativas funcionan muy bien para encubrirlas usan y abusan de ellas.

Pero como en la fábula del pastor mentiroso, al cabo de un tiempo las mentiras dejan de ser creídas. Por eso, cuando la extitular de la Oficina Anticorrupción del 2015 al 2019 sale a sostener a Carolina Píparo y su marido con la idea de que hay razones políticas detrás de las denuncias son pocos los que se suben a su argumento.