Buscaban cosas para criticarla y pasaron de los supuestos gritos de la gente a la ropa que lleva, de las selfies que le piden a la adoración exagerada que le profesan.

Para Eduardo Feinmann y Jonatan Viale cualquier cosa es suficiente para armar desde ahí el escarnio necesario para pegarle a Cristina Kirchner, la víctima preferida en su embestida contra el peronismo.

Pero esta vez los puntos de agarre eran tan endebles que tuvieron que recurrir a supuestos bocinazos en su contra que no se reflejaban en el video que presentaban.