No es habitual ver cómo se dispone la utilización de las posibilidades del Ejército argentino para situaciones que tienen que ver con la vida cotidiana del país.

Quizás algo de ésto se hay inferido en el discurso de Alberto en el Día del Ejército cuando celebró que no haya más oficiales que hayan estado durante la dictadura militar, para buscar una mirada distinta de ese elemento del Estado.

Y lo primero que se hizo es pedirle a su sastrería que comience la producción de barbijos y camisolines para enfrentar la crisis del COVID-19.