Las comparaciones son odiosas
Las comparaciones suelen ser odiosas, primero porque son subjetivas y tienen una intencionalidad manifiesta que sólo sirve para destacar la justificación buscada, que no necesariamente ha de ser justa. Entonces, aviso, esto no es una comparación, sino un simple análisis del accionar de dos personas diferentes. Y es en las diferencias en las que quiero recrearme.
De dice que cuando dos personas debaten puntos de vista diversos, se recrea una hipotética discusión entre los postulados políticos de Aristóteles y Platón, por la forma en que cada uno de ellos veía el mundo. No es mi interés teorizar sobre sus cosmovisiones, sino señalar que en algunos casos, ahora, en nuestra sociedad, podemos ver dos claras posiciones antagónicas en las discusiones de dos personas diferentes.
Muchas veces nos definimos por oposición al otro: yo no soy eso, yo no pienso eso. Es una forma válida, facilista, pero válida. Otras veces apostamos a la construcción, siempre más compleja, de lo que sí somos y pensamos y hacemos.
En este momento, salvando las distancias, hay dos formas de expresarse en los comunicadores argentinos, al menos dos que quiero destacar. Una la encarna Jorge Lanata y la otra Reynaldo Sietecase.
En la llamativa entrega de Los Premios Tato, (que quien escribe conoció en el momento que se sucedía) ambos periodistas subieron al escenario a recibir sus respectivos galardones. Y si se hubiera ensayado un texto actoral donde cada uno de ellos en ese momento pudiera expresar por qué son tan diferentes y simbolizan dos tipos de procederes completamente dispares, no hubiera salido tan bien.
Lanata, es su ya no tan nuevo rol de showman, se victimizó y agredió desde el micrófono a diversas figuras de la farándula que no piensan como él. No es nuevo este señalar con el dedo asumiendo una postura falaz por parte del conductor de Periodismo Para Todos, ese es ya su modus operandi desde todos los espacios mediáticos del Grupo Clarín en los que trabaja.
Por otro lado, Sietecase habló de rol del periodismo en estos tiempos, hizo referencia a lo que oportunamente Lanata expusiera en Los Martín Fierro, cuando dedicó su premio a la Presidenta y muchos de sus funcionarios: ‘la grieta’. Afirmando compartir esa preocupación, dijo: “Me parece que es un debate que nos merecemos por lo menos todos aquellos que tenemos responsabilidad de comunicar, es un debate que debemos darnos con respeto, inteligencia”.
Lanata se centró en defender su lugar de vocero oficial de Clarín. Sietecase pidió fomentar el espíritu crítico de la gente para avanzar a una sociedad más justa. Lanata usó el premio para agredir a algunos actores. Sietecase hizo hincapié en que el periodismo no es defender lo indefendible, sea del lado que sea, pues el periodismo debe ser siempre crítico. Lanata se victimizó diciendo cuan cansador era luchar contra el Estado, aunque él cobra fortunas por decir lo que le es funcional a un grupo empresarial como es el monopolio mediático. Sietecase diferenció: “Una cosa es la crítica y otra es la operación política a medida de los sectores empresarios que me contratan”.
Quizá sea un tanto exagerado decir que cada vez que dos personas discuten en la actualidad en nuestro país y se colocan cada uno de un lado de la supuesta grieta que atraviesa la sociedad, sean un Lanata o un Sietecase. De seguro hay matices, porque hay diferencia de opiniones, porque no está ni bien ni mal pensar de una forma u otra. Pero cada uno elige en esta vida muchas cosas, y una de esas elecciones es saber de que lado de la mecha te encontrás, como dicen Los Redondos, “porque con tanto humo el bello fiero fuego no se ve”. Y si tanto preocupa la grieta que se ha abierto y divide a la sociedad argentina, algunos no deberían ir por allí con pico y lapa ensanchándola para sus propios beneficios.
Evidentemente, cada uno opta por pensar y actuar de una manera determinada: Lanata es un ejemplo vivo de la obsecuencia y la mentira, de la mutación discursiva, no porque sea opositor al gobierno, sino porque se aliñó con aquellos a los que siempre criticó. Sietecase, por su lado, representa otro tipo de profesional, uno que es constante con lo que dice y piensa y actúa en consecuencia, guste o no y eso le ha valido perder empleos en medios determinados. Honestidad intelectual, le dicen, como si pudiera haber otro tipo de honestidad. Pero como dije al principio, las comparaciones son odiosas.