Por quinta vez, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el papa Francisco mantuvieron una reunión privada en el Vaticano que duró una hora y media, la cual fue destacada por la mandataria argentina y por el embajador ante la Santa Sede, Eduardo Valdés, pero cuestionada por el arco opositor.

De esta manera, los medios especularon con los motivos del encuentro, e intentaron instalar que iba a ser “diferente” y “acotado”. También acusaron al Gobierno de usar la figura del pontífice para la campaña electoral y hasta cuestionaron la decisión del Papa de recibir a la Jefa de Estado argentina.

“Mucha gente está enojada con el Papa”, aseguraron desde estos sectores mediáticos, así como también, sin datos ni precisión, dispararon: “Hay una enorme calentura en la sociedad porque Francisco va a recibir a la Presidenta”.

En otra sintonía, Valdés destacó la situación actual entre el Gobierno argentino y el Vaticano, ya que explicó que “nunca hubo una relación tan intensa, tan fuerte, como la que existe hoy entre Argentina y la Santa Sede”, al tiempo que anticipó la posibilidad que haya dos encuentros más este año.