No siempre sale bien, esta vez venía rápido y se le soltó el patín. Así fue como lo que era pensado como una bomba de baja escala -una denuncia de corrupción sobre la frustrada compra de vacunas Pfizer por parte del Gobierno- se convirtió en un boomerang inesperado y del que aun hay que relevar los daños autoinfligidos.

No fueron pocos los integrantes de la alianza opositora ni los comunicadores de los medios hegemónicos que le criticaron a Patricia Bullrich el error táctico de desgastar una estrategia que puede resultar útil pero que pierde efecto cuando se abusa o se usa equivocadamente, como es la denuncia de corrupción, de alto impacto electoral.

Bullrich hizo su descargo en TN, pero fue tan pobre que la propia realidad la desmiente.