La intempestiva presentación de la carta de renuncia de todos los ministros kirchneristas del Gobierno despertó todas las versiones posibles y se dedicaron horas a analizar efectos y resultados.

Elisa Carrió siempre da la nota, y en su fijación por poner a Cristina Fernández en el eje de todo mal, la acusó de planear un Golpe de Estado dentro del Gobierno para quedarse en el Poder.

No importa el final de la historia porque siempre tendrá de dónde justificar su premonición fallida: que no resultó porque lo impidieron los propios, los extraños, la sociedad, la Patria, Dios o lo que sea.

Pero quedará para siempre su intención de sacar rédito de un cruce en el Frente de Todos sin importarle las consecuencias de sus palabras.