Lo único que uno puede llegar a pensar para no llegar a la conclusión de que al hombre le faltan un par de caramelos en el frasco es que considere que un político que se precie nunca contesta una pregunta directamente sino que lo hace con evasivas.

Y esto es parcialmente cierto, salvo cuando el político conoce la respuesta y entonces no queda tan mal parado como este hombre que es representante de los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires en la legislatura pero no tiene ni la más pálida idea de cuánto necesita una familia para vivir dignamente.

Hasta el Pelado Trebucq se incomodó pero no con la pregunta de su panelista, que en realidad era una pavada, sino con la incapacidad de su invitado de responder.

Tal vez sea una característica de los millonarios el no tener la más mínima idea de cuánto gasta para vivir o tal vez sea su esposa famosa la que administra el dinero.

Párrafo aparte merece el momento en el que dice que “justo estoy en un momento en el que tengo un montón de hijos” como si ese momento fuera a pasar o a durar poco tiempo.