No lo pensó dos segundos, o tal vez se le cruzaron los datos que le pasaron en el resumen que le entregan cada mañana para que pueda enfrentar un variado cuestionario sin decir que no sabe de algún tema.

Lo cierto es que Horacio Rodríguez Larreta metió la pata hasta la rodilla cuando quiso hablar de la importación que hace Argentina del gas boliviano, el cual ingresa a través del Gasoducto de Integración Juana Azurduy pero, mareado, se le ocurrió que podía entrar por barcos.

Casi una cargada al pueblo de Bolivia que reclama infructuosamente dese hace años una salida al mar.