Ya no causa gracia ni enojo, ahora causa preocupación. Se sigue alimentando la caldera de la violencia verbal, el odio, y el discurso contra el adversario, como si el intento de asesinato a Cristina Kirchner no hubiese ocurrido.

Y Jonatan Viale es uno de los paladines de este ataque, ahora volviendo con la sopa recalentada del Síndrome de Hubris para poder diagnosticar a la Vicepresidenta como una mujer con problemas mentales.