El triángulo de hierro compuesto por Javier Milei, su hermana Karina y Santiago Caputo había asegurado en más de una oportunidad que no perseguirían al peronismo.

Pero el caso del escrache con caca a la casa de Espert parece marcar lo contrario. Está claro que hay persecución ideológica en este gobierno y eso marca a las claras un importante y peligroso cambio de rumbo de las políticas oficiales. Incluso intentando señalar a La Cámpora como una especie de organización terrorista.

La otra opción sería que Patricia Bullrich se maneje de manera autónoma y no siga las órdenes de sus jefes, lo que sería un lindo fusible para cargarle todas las culpas cuando pase algo grave pero que habla de la falta de cohesión en el gobierno nacional