Parece el mundo del revés. En un sector muy corporativo como es el periodismo que suele defenderse con uñas y dientes de cualquier reclamo, llamó la atención la falta de solidaridad con un colega al que insultaban y no dejaban realizar su trabajo.

Desde el piso de A24, Eduardo Battaglia escuchaba como el cronista que cubría desde la Plaza de Mayo la marcha opositora se quejaba del tono con el que se dirigían a él, pero en vez de apoyarlo y escandalizarse por el hecho, prefirió tratar de tapar lo evidente y privilegiar que la cobertura se mostrara de la mejor manera posible,