El Presidente argentino quiso utilizar la figura de “el dilema de los prisioneros” para justificar el que no haya podido destruir el Estado como prometía en su campaña.

En realidad esa teoría versa sobre un problema clásico de la teoría de juegos que demuestra cómo dos individuos, actuando en su propio interés, pueden no cooperar, aunque la cooperación les daría un mejor resultado. Se basa en la idea de que dos sospechosos de un delito son detenidos y encarcelados, y se les ofrece un acuerdo para que delaten al otro en beneficio propio, aunque la cooperación mutua les daría una mejor sentencia. Es decir que no tiene referencia con lo que estaba tratando de decir Milei.

Pero mas allá de eso, lo grave es que el mandatario dijo sentirse esperanzado en que gracias a la Inteligencia Artificial se podrán reemplazar muchos puestos de trabajo en el Estado, es decir más desocupación y precariedad, lo que sin dudas resulta peligroso para un país.